ANDRÉS NEUMAN: LA NECESIDAD DE ESCRIBIR
En esta época de
recortes, los que promovemos actividades literarias tenemos que apurar los
recursos, cada vez más escasos. Así, la visita de Andrés Neuman a Logroño el
lunes 3 de junio tuvo un doble propósito: clausurar el IV Taller de Crítica y
Creación Literarias (de 18.30 a 19.45), y presentar la revista Fábula (de 20.00 pasadillas a 21.30). Andrés hizo
esta escala en plena vorágine de giras y presentaciones por España, ilustrando
de alguna forma lo agotadora que puede ser la vida del escritor de éxito.
La sesión del taller
se titulaba, bastante ampliamente, “El escritor y su novela”. Comenzó con la
lectura de tres de sus microrrelatos –“La felicidad”, “Estar descalzo” y “Sinopsis
del hogar”–, de muy distinto tono, para dar paso después a un coloquio. Este
comenzó con una pregunta que, a pesar de venir al hilo de su primer
microrrelato, sorprendió a todos: “¿Sabes bailar?”. A lo que, con un sentido
del humor del que hizo gala durante toda su charla, respondió que podía
mejorar.
A través de las
diferentes preguntas que se formularon, descubrimos a un autor que necesita cambiar de (sub)género literario
–relato, novela, poesía, aforismos, viajes, etc.–, porque cada uno de ellos le
aporta y le exige algo diferente: la inmediatez de la poesía, la reescritura
del cuento, la paciencia que precisa la novela. Confesó que en su quehacer creativo
también gusta de borrar fronteras y mezclar géneros.
Además, afirmó que
el deber ético del escritor es aprender a escribir en cada texto. Él se declaró
un autor compulsivo, que necesita escribir a diario. Lamentablemente, en su
opinión, a muchos escritores contemporáneos les gusta más “ir de escritores”
que escribir, pues esto les supone un esfuerzo diario que prefieren dedicar a
otras actividades, como las conferencias, las tertulias o las colaboraciones
con los medios de comunicación. Él se encuentra entre los que necesitan de la
escritura diaria, aunque ello no los haga mejores: ser buen o mal escritor no
depende del número de obras escritas.
Se declaró
partidario de las novelas de personajes, a los que se crea imaginándolos día a
día, viéndolos actuar en diferentes situaciones para que pasen del cliché al
personaje contradictorio “que evoluciona mientras lo imaginas”. Es necesario
ejercitar la capacidad de observación, y convivir con el personaje los años que
haga falta.
Tras un descanso, Andrés Neuman acometió la segunda sesión, la charla
“La cara de los escritores”, que sirvió de fondo a la presentación del número
34 de Fábula. Tras unos
pequeños incidentes técnicos que al que esto suscribe le aportaron dos nuevas
canas, Andrés consiguió dominar el Windows 8 e ilustró con imágenes un personal
recorrido por la iconografía de un puñado de escritores admirados: Garcilaso de
la Vega, Quevedo, Sor Juana Inés de la Cruz, César Vallejo, García Lorca,
Roberto Bolaño, etc. Remataba su análisis de cada conjunto de imágenes con la
lectura (o recitado de memoria) de un poema del susodicho, que ganaba mucho con
esa dicción profunda y acento argentino que le crece a Neuman cuando lee
poesía. Aprendimos que los escritores transmiten mensajes no solo en palabras,
sino en imágenes, tanto activa como pasivamente; y, en general, dando una
vuelta al título, recordamos que los escritores tienen bastante cara.
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