Con ocasión del reciente galardón Princesa de Asturias a Francis Ford Coppola, reaparezco en este blog (quién pudiera disponer de más tiempo libre, queridos lectores...) con un microrrelato inspirado en el título de una de sus películas más emblemátícas. Que os aterroricéis bien.
APOCALYPSE
LATER
En
pocas y fatales palabras, se cernía la peor catástrofe de la historia de la
humanidad. Quizá la catástrofe definitiva.
Incluso
para quien no hubiera oído el mensaje unánime de estado de emergencia
transmitido por todos los canales y emisoras, la marea humana que se agolpaba
rumbo a las montañas del interior no dejaba duda. La única opción era huir con
lo puesto, abrirse camino entre los miles de cadáveres irreconocibles que ya
alfombraban esta ciudad maldita, y sin duda también las vecinas, y escapar
momentáneamente de la devastación inminente.
Y
aquí estaba yo, un cuarto de hora ante la puerta del aseo, reviviendo la
sempiterna escena doméstica.
–Salgo
en un par de minutitos, cariño.
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